Si quieres citar este texto: Rueda, O., (2013), Cine y Arteterapia, Blog Olga Rueda – Videoterapia. https://videoterapia.wordpress.com/wp-admin/post.php?post=381&action=edit, consutado el …de… de…
Aprovechando la excelente muestra “Georges Meliès. La magia del cine” que exhibe un abundante repertorio de artefactos y películas delicadamente mantenidas por la Cinemathèque Française y que se expone en Caixaforum Madrid hasta el 8 de diciembre, quisiera compartir algo sobre el uso creativo del cine en la terapia. No es fortuito que las primeras experiencias clínicas del uso de este medio nazcan en Francia, la cuna del cine. Solo hay que echar una ojeada a las maravillosas películas de los hermanos Lumiére o de Meliés rondando el 1900 para comprender que el imaginario colectivo está sembrado en ese país por la imagen en movimiento.
Merece la pena dedicar unos minutos al visionado de “Le Voyage Dans La Lune”, 1902, no sin tener en cuenta que la “acción” comienza hacia el minuto 10´
En los años cincuenta del siglo XX se dan las primeras experiencias que ahora llamaríamos de cine arteterapia, es decir, centradas en la creación por parte de los pacientes. La Clínica Psiquiátrica La Borde en Cour-Cheverny se había convertido en vanguardia dentro del campo de la psicoterapia clínica. Los médicos Jean Oury y Félix Guattari[1], contrataron a René Laloux[2], entonces un desconocido, como encargado de los talleres creativos de la institución. En colaboración con Jacques Brissot se realizó un trabajo cinematográfico en blanco y negro de 16 mm titulado Tick-Tock (1957) que documenta el teatro de sombras y títeres de los pacientes. El material sería editado por el propio Laloux y los participantes. La película fue comprada para la televisión y eso lanzó al grupo a hacer una película en color de 35mm, Les Dents Du Singe [3](1960). Se trataría de una creación colectiva, con repercusiones muy positivas en cuanto a la participación grupal y terapéutica de los pacientes. Los contenidos son rayanos a lo surrealista, muy emotivos y simbólicos.
El escenario y todo el material gráfico que componen “Les Dents du Singe” fue creado por los propios pacientes de la clínica. Los detalles del comienzo de la película en blanco y negro es material documental sobre los participantes en el trabajo: sentados alrededor de las mesas, se hinchan de Gitanes, discuten la historia y hacen bocetos. Un narrador informa al espectador de que cada paciente había ideado un “récit” para un solo personaje que se mantendría en todo el desarrollo, antes de que pueda alcanzar un consenso con respecto a qué temas narrativos deben ser tejidos en el trabajo final. Debido al esfuerzo colectivo implicado en su creación, Les Dents du singe se recrea en lo surrealista y exhibe una lógica en la que aparentemente puede pasar cualquier cosa. Las leyes de la dramaturgia y la realidad física han sido totalmente abandonadas y el diálogo ha sido totalmente desterrado de universo de la película. Un dentista de bordes dentados somete a un paciente con gas para dormir. El paciente entra en un estado de sueño en el que las ideas de “dientes enraizados en las encías” y “paciente clavado en la silla del dentista” rápidamente se convierten en “invitados se reunieron alrededor de una mesa en una fiesta de bodas … que son arrancados uno a uno de sus asientos por la mano de Dios. La mesa redonda se metamorfosea en un hoyo sin dientes, antes de mutar una vez más en una vagina dentada. Mientras tanto, en el mundo “consciente”, el dentista ha extraído cada uno de los dientes del paciente y los mete en una caja para su envío a lo que es presumiblemente un cliente (Señorita Menton)…. Los policías entran en una zona de juegos y el paciente-protagonista, escondido en un aula, se oculta a sí mismo con un modelo anatómico que sin embargo sólo cubre el lado izquierdo de su cuerpo. La identidad se manifiesta como algo incompleto, sujeto a reevaluación constante. El paciente regresa a casa para mirarse en un espejo ( le cae una lágrima muy elocuente) y al caer la tarde el mono da rienda suelta a su ira sobre los dientes del dentista.[4]
La película ganó el Premio Emile Cohl, premio anual de animación nacional. Puede visionarse en este enlace:
https://www.dailymotion.com/video/xvrfdt_les-dents-du-singe-laloux_shortfilms#.UeV9olPnYmU
En una línea parecida en 1962 Nag Ansorge (5) sugirió comprar una cámara de 16mm para los pacientes del Hospital Psiquiátrico de Cery, en Laussanne, Suiza. Su director, el profesor Müller se entusiasmó con la propuesta e inmediatamente comenzó un taller de producción de cine que se alargó 19 años, produciendo trece películas de entre 10 y 20 minutos de duración, de las cuales 8 fueron animadas.
“Una mesa de animación fue construida por un paciente que había sido carpintero. La técnica de animación preferida era la de papel recortable. La técnica les permitió compartir el trabajo en grupo…Desde la primera película se demostró que el cine era un medio terapéutico excelente para estimular a los pacientes que tenían dificultades para relacionarse con los demás a salir de su caparazón y colaborar. El grupo discutía la secuencia de acciones, elegía un guión que se podría hacer, realizaba los dibujos, detalles y fondos, filmaba la animación cuadro a cuadro, Iluminaba el set en el que se rodaría, elaboraba la película y la banda sonora y finalmente escribía un texto y lo grababa.”
Cuenta Ansorge que a fin de que las películas den resultados auténticos, es necesario que el grupo trabaje de una manera perfectamente independiente. No deben sentir que están siendo observados, es decir, que están siendo sujetos de un experimento o una prueba para los médicos. Asegurando que su asesoramiento técnico no entraba en esa categoría y que se hacía invisible dejando en manos del propio grupo cualquier revisión o cambio sobre la forma o el contenido de la película. La realización de una película requería una mañana a la semana por parte de un grupo de siete u ocho pacientes a lo largo de un año de producción. En 1965 recibió el premio “Minerva” en el Festival de Cine Médico-Científico Internacional de Turín con “El poeta y el unicornio”.
Usando algunas escenas de acción en vivo, “el poeta y el unicornio” (1963)[6] fue la primera película de animación que se hizo allí. Es la historia de un poeta que quiere ser libre de sus sueños. El guión fue escrito por uno de los miembros del grupo, que también interpretó a un personaje. Los otros miembros del grupo hicieron bosquejos para desarrollar el personaje principal. Cientos de páginas de revistas ilustradas fueron seleccionadas y cortadas con el fin de hacer los collages para los fondos. Los pacientes utilizan esta técnica de collage, debido a su sencillez y el buen resultado para la proyección.
Christine C. Reese, profesora asistente en el Shenandoah College de VIrginia, utilizó el formato Super 8 con adolescentes drogodependientes diagnosticados con desórdenes de personalidad en los años setenta dentro del programa iniciado por la Universidad de Connecticut.
Reese describe una experiencia entonces pionera que comenzó en 1970, sobre elUso del vídeo y cine súper -8 con adolescentes drogodependientes [9] dentro del “Programa a corto plazo” del Centro de Salud de la Universidad de Connecticut. En terapia artística los jóvenes revelaban inicialmente síntomas de rabia y depresión. El principal método de tratamiento fue el proceso grupal siguiendo tareas audiovisuales. A cada muchacho se le facilitó un cartucho de cinta para su uso individual o grupal. La primera semana se planificaba en grupos de cuatro con la presencia del terapeuta mediante una actividad creativa no directiva, grabando la segunda, desarrollando el material la tercera y visionando la cuarta. La creación de films estimulaba a los adolescentes y demostraba ante el staff pediátrico, la inteligencia y habilidades que poseían. Recuperando sus propias vidas, se convertían en el objeto a filmar. Su casa, su ciudad, su escuela, la oficina de la policía, el parque, mi perro, etc… Reese, también relata un caso del uso de la creación videoterapéutica en terapia individual como fuente de reconstrucción de experiencias traumáticas.
En España, Ana Mampaso (7), ha documentado interesantes trabajos creativos y de animación con pacientes (8) y alumnos que se pueden consultar en línea.
[1] Deleuze, G., Guattari, F., (1986), El antiedipo, capitalismo y esquizofrenia, Paidós Ibérica, Barcelona.
[2] Considerado por sus trabajos posteriores en animación como un ilustrador imprescindible en los medios gráficos.
[3] Se puede visionar la versión incompleta en https://www.dailymotion.com/video/xvrfdt_les-dents-du-singe-laloux_shortfilms#.UeV9olPnYmU
[4] Keller, C., 2006, The schizophrenic cinema of René Laloux, consultado el 16/07/2013 https://www.eurekavideo.co.uk/moc/catalogue/fantastic-planet/essay
(5) Ansorge, N., (1998), “Animated Films In Psychiatry. The Psychiatric Clinic of the University of Lausanne. Cery Hospital, 1962-1981”, Animation World Magazine, Issue 3.2, May 1998.
(6) Puede consultarse la cinematografía producida por El Grupo de Cine del Hospital Cery en los fondos de la cinemateca suiza. https://www.cinematheque.ch/?id=1948
(7) Mampaso, A., (1991), La video-animación: aplicaciones en los campos de desarrollo social y comunitario, la educación artística y el arte terapia
(8) Nieto, B. Mampaso, A. (2001), Técnicas de vídeo en terapia artística Arte, individuo y sociedad, ISSN 1131-5598, Nº 13, 2001 , págs. 55-68.
(9) Reese, C., “Use of video and super-8 film with drug dependent adolescents, en Fryrear, J.L., Fleshman, B. (Eds.). (1981). Videotherapy in mental health. Springfield, Illinois: Charles C. Thomas.